Luis y Vero informando desde el área tibetana de India (por segunda vez, la primera se nos colgó el ordenador con el post escrito :p).
De Almaty (Kazakhstan) a India pasando por Abu-Dhabi (Emiratos Árabes).
Después de que Luis y Vero se despidieran de la familia con la que habían estado compartiendo la vida durante 15 días y la bonita playa de Kapchagay, partieron con sus bicis montadas, llenas de recuerdos y algunos regalitos que les hicieron para que no les olvidasen.
No fue fácil para ellos hacerle entender al padre de la familia, bueno a la familia entera, que preferían irse en bici al aeropuerto recorriendo los 80 km que distaban a meter todos los cachibaches en su coche (no muy grande), dormir en casa de su hermano en la ciudad, y al día siguiente que les llevasen al aeropuerto tras haber ido previamente a por las cajas de las bicis, encontrándolas con suerte. La familia no lo aceptó del todo porque les parecía disparatado y no entendían que estos dos “locuelos” prescindieran de su ayuda, porque Vero y Luis ya eran de la familia!!jejeje
Asi que con una calor importante Luis y Vero llegaron al aeropuerto de Almaty con 20 horas de antelación y pintas de ciclistas. Tras acicalarse en el baño, mientras Vero se quedaba cuidando las bicis, Luis cogía un taxi para irse a buscar dos cajas por la ciudad. A las dos horas apareció Luis por la puerta del aeropuerto con una sonrisa, dos cajas y dos taxistas que insistentemente querían dar la ayuda que no se les precisó sólo para seguir cobrando infinitos pluses. Finalmente cuando les hicieron entender que ya bastaba, y salió de su boca todo lo que querían cobrar, Luis casi tuvo más que palabras con ellos por tramposos y aprovechados, acabando casi en la policía, pero cuando Luis mencionó “policía” en seguida se marcharon.
Con las cajas montadas y las maletas hechas (sendas bolsas compradas en el bazar y bien enceladas sirvieron de maleta), Luis y Vero pasaron la noche en el aeropuerto “durmiendo” unas dos o tres horas, mientras que el gentío del aeropuerto se levantaba a cada gol que marcaban Grecia o Alemania (partido de la Eurocopa de esa noche) a las 2 de la madrugada y ante los ojos atónitos de Vero por no entender el entusiasmo por el gol de unos países tan lejanos…(mientras que Luis seguía profundamente dormido).
Al día siguiente, cuando les permitieron hacer el check-in del equipaje, no daban crédito ante lo que les decía el responsable de la compañía aérea; tenían que pagar 840 dólares por llevar las bicis y pasarse por ello del peso permitido, cobrándose la compañía 20 dólares por cada kilo. Totalmente consternados Luis y Vero decidieron reducir equipaje para ahorrarse dinerillo tirando aquello de lo que creían podían prescindir o restituir en Delhi por poco dinero: cámaras de las bicis, cubiertas, pedales, utensilios de cocina, ropa, instrumentos de reparación y otro montón de cosas. Finalmente y gracias a que el responsable de la compañía era buena persona, a Vero y a Luis “les perdonaron” 80 dólares y “sólo” tuvieron que pagar así 400 dólares. Qué contentos estaban jeje.
El avión que les llevaba a Abu-Dhabi les sorprendió gratamente por nuevo, limpio, lujoso…y les permitió ver en la pantalla táctil individual cuantas películas quisieran, música, juegos, ver su geoposición y datos del avión en el aire, ver lo que se ve desde la cabina del capitán…muy bonito. Pero no solo eso, también pudieron deleitarse el estómago con un plato de pasta italiana, una ensaladita, cosillas para picar, zumo y chocolate caliente. Así de encantados llegaron a Abu-Dhabi.
Un bofetón de calor les recibió en Emiratos Árabes, y por lo poco que pudieron observar desde el aeropuerto vieron que se movía mucho dinero y lujo por todas partes combinado con un riguroso velo en las mujeres que era llevado hasta el extremo y que hace que creen puertas de control especialmente para ellas. Vero no sabe cómo explicar la impresión que le causó ver lo extremo del asunto, y por otro lado ver a una de esas mujeres a las que a penas se le ven los ojos, pidiendo hamburguesas y Cokes en el McDonalds, demasiados contrastes que asimilar para su cabecita, le parece perfectísimo pero le cuesta (le ocurre lo mismo con las indias que van descalzas y con botijos en la cabeza mientras llevan su Iphone en el bolsillo, ella es así).
El avión que les llevó caminito de Delhi no era tan lujoso, y les preparó el estómago para lo que en los próximos días sufrirían; un arroz tan tan picante que ni Vero fue capaz de comer.
Llegada a Delhi
Muertos de sueño y preocupados por si el equipaje llegaba o no (como la última vez en la que tardó 5 días en aparecer), corrieron a por las maletas y el equipaje especial. Todo correcto
La ciudad les recibía con muucho calor, humedad, gente durmiendo por las calles y un tráfico que asusta a cualquiera.
El hostal estaba en una callecita escondida que estaba dentro de una callejuela que daba a uno de los mil bazares de la ciudad cercanos al centro. Por las calles de Delhi frutitas tropicales y olor a mango, pero no todo son litchis y zumos de caña, también hay mil buscadores de dinero que te acechan por segundo y olores fecales.
El cielo es gris, Vero anda preocupada por no haber conseguido ver el cielo azul, ni en Delhi, ni fuera en realidad; sucede gracias a la contaminación y a la humedad.
Los edificios en la nueva Delhi son altos y occidentalizados pero sin lujo alguno, mientras que las calles de la vieja Delhi estan plagadas de edificios pequeñitos, sin pared frontal, reyes de mil bazares que son continentes de talleres diminutos clandestinos. La gente pasa aceleradamente con todo tipo de carga en la cabeza; frutas, vasijas con agua u otros, muertos, telas,…
La vida aquí no parece valer mucho, excepto la de las vacas, pero sólo las que son perfectas, que no todas lo son. En realidad, nada vale mucho.
En la ciudad sobrevivieron cual turista espabilado, consiguieron utilizar el escurridizo metro y reponer las piezas de las bicis necesarias, para lo cual necesitaron dos días y unas cuantas horas en el bazar (uno de ellos dedicado al tema).
En cuanto tuvieron las bicis listas, adelantaron su fecha de salida de la ciudad y se marcharon emprendiendo ruta con ilusión.
De Delhi a Dhramshala
Por fin llegó el día en que nuestros aventureros se levantaron para no perder costumbre a las 4 de la madrugada y salieron a la calle cuanto antes para evitar el tráfico. Tras una vuelta de 10 km alrededor de la ciudad y volver al punto de salida, en la segunda intentona lo consiguieron, salieron sin ser atropellados del corazón de Delhi.
Cogieron la carretera principal hacia el norte, tres carriles por cada lado (en los que se circula del revés, al estilo británico) y una vía auxiliar que fue por la que los dos viajeros optaron. Camiones de colores cargados hasta las trancas (im-presionante), con bocinas de circo que no cesan de sonar (5 veces por vehículo que te adelanta no es poco). Coches pequeñitos tipo Hyundai Atos, motor por doquier de 125 con 3 o mas pasajeros que pueden ir con o mayormente sin casco, cochecitos-motoreta de tres ruedas que son capaces de llevar un pueblo entero, bicicletas, carros tirados por hombres, carros tirados por animales que casi mueren en el intento, y todos ellos pueden ir también en dirección contraria tipo suicida sin ningún problema. Lo peor, todos, todos ellos sin cesar, pitan por mil cada vez que se/te adelantan. El tráfico es denso a cualquier hora y no cesa ni en la noche ni al amanecer.
Luis y Vero tienen todo un reportaje de videos y fotos por cortesía de todo aquel ser vivo con el que se cruzan, que estando en la India no es poco. Muchos de ellos se paran y te paran para hacer fotos todos juntos.
La comida…es tema difícil, porque aunque está buena, les sienta fatal y llevan esta pareja con el cuerpo del revés desde que aterrizaron. Lentejitas que pasan facturón, platos tan pero tan picantes que no se pueden comer…Todo endulzado con lo que si que les gusta aunque no les venga al cuerpo muy bien…zumos de mango y caña, frutas tropicales (a temperatura tropical) del tipo de más mangos, litchis, bananas, sandías, melones, cocos, limas, piña,…
Monos!!Hay millones por cualquier lado y son tan humanos…tienen unos gestos que son para verlos de lo delicados que pueden llegar a ser con sus hijitos, y lo brutos que son con sus semejantes por otro lado…jejje y ardillas, muchas ardillas que se acercan y corretean por los troncos de los árboles alrededor.
Lo de plantar tienda, fueron tiempos mejores, y por aquí siempre hay que estar durmiendo en “hoteles” con rata incluída, guest house por las que te cobran un riñón por ser turista y has de regatear,…Lo de comprar papel higiénico es cosita a parte a tratar, quizá sí en las ciudades más turísticas (Delhi para nosotros fue el primer y último hito), pero no como norma general pues aquí usan otros métodos de limpieza que complican la existencia jeje.
Todo se pasa cuando encuentras a alguien sonrriéndote de verdad, o a 10 desde dentro de un coche todos saludando a la vez jejej, a alguien que te trata super bien como el mejor “hotel” en el que estuvieron y no les dejaron pagar… con eso se pasa lo demás.
Lo de levantarse a las 4:00 a.m a casi 40 grados, mejor no mencionarlo, y dormir con tapones para encontrar un segundo de paz…tampoco jejeje
La cámara de fotos se ha retirado del viaje, se retiró en realidad poco antes de llegar a India, sacando las fotos en bonitos tonos verdes y con rayas por medio.
Vuelta a casa
Así es, por mas que sorprenda o decepcione (Vero y Luis lo sienten por lo segundo, enormemente), a los pies del Himalaya, estos dos viajerillos deciden adelantar su vuelta a casa dejando Nepal para otra ocasión.
El por qué, es difícil de explicar porque hay que vivir lo que ellos han vivido para saberlo, pero en resumidas cuentas, ya es suficiente y tanto su cuerpo, su espíritu y su mente sienten que el viaje ha terminado, y por ello pese a que es más fácil continuar resignados que volver y dar explicaciones, han decidido hacer caso de su vocecilla interior y parar.
Dejan los Himalayas y Nepal para verlos dentro de un tiempo, cuando tengan la posibilidad de volverse a escapar, y verlos con la ilusión que éstos se merecen, ahora están demasiado cansados, están muy cansados de todo en general, y necesitan tiempo.
Durante estos casi 6 meses y los anteriores de preparación, Luis y Vero han compartido con todos vosotros, los que habéis querido estar ahí, su ilusión por y durante el viaje. Vuestro apoyo ha sido algo sin lo que el viaje habría sido diferente, ha sido un punto muy importante saber que la gente está ahí, que no te olvida pese a la distancia…
Ahora esta pareja cuenta que no van mas allá, porque así lo sienten. Empezaron con un viaje y una ilusión en la mente, y ahora vuelven a casa con otras ilusiones nuevas que os incluyen a vosotros y también proyectos para el futuro que esperan poder realizar.
Sin más, nos veremos muy pronto en el lugar en el que parte de nuestra cabeza y de nuestro corazón ha estado desde Enero, en casa, a final de semana.
Sin más, y desde una de esas casas sin paredes jeje se despiden Vero y Luis mandándoos un abraaazo gigante y contentos de pronto podéroslo dar.