Sentaditos en la arena de la playa… :)

Además de un boli y un cuadernito, delante de Luis y Vero, se puede ver un barquito de vela, unas cuantas motos de agua, una mujer con un rastrillo que limpia la arena, novios paseando, flotadores, rusos haciendo rusadas y kazajos que hacen lo propio también,…todo un mundo de recreo y playa. Detrás, una pelea a puño entre turistas y la buena gente de la casa en la que estamos intentando separarles, quitándole importancia al asunto, para que todo llegue a buen puerto… y no se rompan la cara. Pero este último suceso, es algo poco normal.

Para llegar a donde están, estos dos biciclistas, cruzaron hace ya 13 días la frontera que separa Rusia de Kazajistan, para entrar en este último y cerrar la primera etapa de su viaje. Dicha frontera, fue todo un circo en el sentido de que es posible que en la vida, un turista europeo haya pasado por allí, y menos, en bicicleta, ya que no sabían los propios policías ni como rellenar las casillas de su formulario. No obstante, todos fueron muy cordiales y tan solo se oyeron las risas de aquellos viajeros que no entendían la situación.

Rusia se puso muy triste porque estos dos ciclistas la abandonaban, y aunque volverán el 9 de septiembre, eso es mucho tiempo, y Rusia se echó a llorar el día que se marchaban, y llovió desde las 4’00 de la madrugada hasta la noche siguiente en Kazajistan. A Luis y Vero les cayó el agua a pozales, les salían ya peces por la boca a final del día, y con todo mojadoto, decidieron que era un gran día para dormir en un hotelillo barato pero muy cómodo de Semey, que para su sorpresa tenía grifo en condiciones, ducha, agua caliente y leche fresca jeje. 140km en el día, a tope de lluvia, tuvieron la culpa de que durmieran muy bien. Kazakhstan les recibía así.

A la mañana siguiente, Luis y Vero se aprovisionaron de comida, no mucho mas barata que en Rusia, una tendera les regaló fruta y en general todo el mundo les sonreía y les deseaba buena suerte. Aún por la tarde antes de acampar, un par de empanadillas de carne les servirían de aperitivo a la cena, como regalo de otro hombre que les paró en el camino.

Mal asfalto en muchas ocasiones y cementerios pintorescos, ríos claros y coches y camiones que pitan para avisar, al menos 2-3 veces cada uno, cada vez que van a pasar, han sido los compañeros de camino y la banda sonora de las carreteras de Kazakhstan.

Sol, tienen estos Kazajos, y gente muy simpática y amable, por lo general muy tranquilos y serviciales. Tienen ovejas, vacas, gallinas, campos cultivados y amapolas. Antes de cruzar la frontera, un ruso emocionado regaló a estos aventureros una botella de una bebida típica sin alcohol pero de sabor muy similar a la cerveza. Aquí en Kazakhstan, en menos de dos kilómetros, pararon unos repartidores solo para darnos botellas de agua, y una familia a decirnos que nos vieron por la televisión y a darnos frutita buena. Así, como quejarse, no?

Otro día, ante Luis y Vero paró una furgo muy grande, para ver si necesitaban algo e invitarnos a un café, incluído en la furgoneta, con buena sombra que es de agradecer. Dentro iban Kurt, alemán de 61 años, y Poly, su dogo granadino. Resulta que además de buen inglés, y por supuesto alemán, y ruso, Kurt habla español, y además de gustarle viajar, ahora aprovechando la jubilación, también le gusta pescar y tiene una casa y un coche clásico cerca de Mequinenza. Los viajeros esperan reencontrarse allí en invierno, para contarse que tal les ha ido. )

Vero y Luis ahora cuentan con dinero en rublos (Rusia), dólares, y tenges (Kazakhstan), por que es lo que tiene estar en 3 paises en 1 mes.

Pese a las tormentas de la tarde, por la noche Luis y Vero ya no usan el saco de dormir.

Como pérdidas y bajas, un termo lleno de leche olvidado en unas escaleras, unos guantes de bici que volaron un día de viento y granizo, el tornillo del transportín de Luis, esta vez, que también se cansó y se fue, unas cubiertas de clavos (de hielo) derretidas, una segunda caja llena de ropa enviada a casa y… eso es todo de lo que nos acordamos.

Luis y Vero ya saben cómo es un entierro aquí, porque en un pueblo, siendo la hora de comer, fueron instados a comer en el mismo sitio del convite del señor muerto, y también saben cómo se divierten en una boda pues estando lavando en el río, la familia de la boda, novios y coche floreado incluído, fueron al río a celebrarlo.  

Por ahora, esto es todo, a la espera de haber convencido al embajador y al cónsul de la India de la necesidad de un visado de doble entrada. Fue la primera vez en la que los que os escriben se encontraron en una situación semejante, con entrevista inesperada en la embajada, solicitando un permiso especial. De que nos lo concedan o no, depende la ruta de la segunda etapa del viaje. El plan ideal; ruta circular desde Delhi hasta Delhi, empezando por el noroeste de la India; zona de Tíbet en el exilio, cruzando a Nepal, recorriendo este país a lo largo y saliendo a la parte de la India nororiental, viendo ciudades “típicas” como Calcuta, Varanasi, y mas hacia el Sur Bombay. Ya concretaremos más…

Sentaditos en la arena nos quedamos, aunque mañana lo estaremos ecribiendo en el ciber de la ciudad. Detrás nuestro, unas 3 barbacoas que hacen grupos de amigos, y mientras nosotros miramos un poco tristes porque los amigos y familiares con los que haríamos la barbacoa, estáis lejos muy lejos de aquí, pero la familia de aquí nos llama a comer con ellos, asi que nos vamos. Un abrazo gigante!!!!!